miércoles, 21 de abril de 2010

La Virgen de la Cabeza vuelve a tener un rebaño en Cazorla

La ofrenda de borregos a la Virgen de la Cabeza de Cazorla fue ayer más real. Además de los que participan en el tradicional desfile, hubo cinco corderos, ofrendas de verdad, con los que se pretende recuperar el rebaño que antiguamente poseía la hermandad.

Cazorla está inmersa ya en los actos previos a la celebración de la Romería en honor de la Virgen de la Cabeza. El sábado por la noche, el licenciado en Bellas Artes Manuel Olivas Rodríguez pronunció el pregón y, ayer, domingo, el sol resplandeció mientras se celebraba la ofrenda de los borregos a la Virgen. A pesar de las nubes amontonadas sobre el pico Gilillo, que hacían presagiar que el dicho popular “cuando Gilillo tiene montera, llueve quiera Dios o no quiera” se cumpliría, el cielo concedió una tregua durante la celebración. Efectivamente, descargó tormenta, pero fue después de que aconteciera el desfile, que se ha convertido en una de las tradiciones más pintoresca en los prolegómenos de la celebración de la Romería en honor de la patrona que, como cada año, acontecerá el último domingo de abril.
Los orígenes de la ofrenda de los borregos se remontan al siglo XIII, una época pastoril en la que, llegado el domingo previo a la fiesta en honor de la Virgen de la Cabeza de Cazorla, los pastores de la sierra y de la campiña se acercaban hasta el Santuario para ofrecer a la patrona, como obsequio, sus mejores corderos. Este es el motivo por el que, durante años, la hermandad de la Virgen tuvo un importante rebaño a su cargo.
La tradición evolucionó hasta convertirse en lo que es hoy: un singular desfile simbólico de “corderillos”. Pero este año se ha introducido un cambio. Ayer, junto con los borregos habituales, iban cinco auténticas ofrendas a la patrona de Cazorla. La hermana mayor de la cofradía, María José Pérez Foronda, explicó: “Queremos que esta tradición cobre pleno sentido y este año se han donado cinco animales a la hermandad para tratar de recuperar el rebaño”.
El estandarte del colectivo encabezó la procesión. Siguieron las ovejas, adornadas con lazos de colores, que anduvieron desde el Paseo del Santo Cristo acompañados con la agrupación musical de Cazorla y un séquito de ciudadanos vestidos al estilo serrano y sin pecado. Desde allí fueron conducidos hasta la Plaza de Santa María. Durante el recorrido, pasaron por la de la Constitución, la Corredera y la Placeta de Don Simón.
María José Bayona /
Cazorla

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