jueves, 8 de febrero de 2018

Programa del 7 de febrero de 2018. Palma y Romeros, FM 107,3 de Onda Color

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HOY ENTREVISTA DE 25 MINUTOS CON EL PRESIDENTE ELECTO DE LA COFRADÍA MATRIZ DE LA VIRGEN DE LA CABEZA.


miércoles, 7 de febrero de 2018

CARTA DEL NUEVO DELEGADO EPISCOPAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS DE LA DIÓCESIS DE MÁLAGA


A LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS DE PASIÓN Y GLORIA DE LA DIÓCESIS DE MÁLAGA

“UN RETO APASIONANTE”

              Queridos hermanos en Cristo:

Hace muy poquito que el Sr. Obispo D. Jesús E. Catalá, hacia público la designación de mi persona como nuevo Delegado Episcopal de HH. y CC. de nuestra querida Diócesis de Málaga, agradezco en primer lugar la confianza que D. Jesús deposita en mí para esta nueva misión pastoral al servicio del pueblo de Dios, a la vez, agradecer de todo corazón la labor de todos mis predecesores, como el buen hacer de Hermanos Mayores, miembros de Juntas de Gobiernos de las Hermandades de Pasión y Gloria, así como la entrega y la fe de miles de hermanos anónimos que pertenecen a nuestras Asociaciones Publicas de Fieles y de tantas personas sencillas que invocan al Señor mediante las distintas expresiones de la religiosidad popular, a todos gracias. También quiero elevar mi oración al Señor por todos vosotros, por vuestras familias, parroquias y hermandades para que juntos seamos capaces con su ayuda, y con la fuerza del Espíritu Santo de ser testigos de la Buena Nueva del Evangelio en nuestra sociedad actual.

Como muchas veces hemos meditado, el tiempo sagrado de Cuaresma y Pascua, constituye un tiempo privilegiado para crecer y madurar en la fe, aspectos que todos necesitamos, pues nuestro amor a Cristo y a la Virgen requieren en nosotros una constante renovación personal y comunitaria. Necesitamos con urgencia que nuestra vida este iluminada por la Palabra de Dios, sólo de esta manera seremos luz en medio de las tinieblas del mundo. Los años que llevo como sacerdote y al frente de distintas hermandades y cofradías de pasión y gloria, me dicen que muchísimos, aquí y fuera de aquí, viven una experiencia pobrísima de la fe, poco formada y mucho menos celebrada y testimoniada, ellos constituyen los primeros alejados de la fe que tenemos que evangelizar. Es la gran tarea de la Iglesia, llevar a Cristo al corazón del hombre. También y gracias a Dios existen muy buenos cofrades inmersos en la vida de la Iglesia a la que aman y sirven con alegría, ellos son fuente de alegría y esperanza, aunque nunca debemos bajar la guardia, yo el primero, sino luchar día a día porque la voluntad de Dios se realice y haga vida en nosotros y en nuestra queridas hermandades.

No podemos olvidar nunca que la Iglesia existe para evangelizar (EN 1), ella es sacramento universal de salvación (LG 1) en palabras del papa Francisco: “la alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera” (EG 21). Es una hermosa tarea la que Jesús deposita en nuestras manos transmitir a todos sin excepción la siempre gratificante y vivificadora alegría de Dios, “lo que hemos recibido gratis, gratis hemos de darlo” (Mt 10, 7-15), el fin de nuestras HH. y CC. es precisamente este. Es posible que a veces perdamos mucho tiempo, muchas energías en cosas que son intranscendentes, secundarias e incluso yo diría terciarias… y se nos olvide lo principal “ser en Cristo y comunicar a Cristo” con nuestros labios y especialmente con nuestras vidas, en este sentido, hagamos nuestra la invitación del papa: “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque “nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor”. Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos” (EG 3). Recobremos  y acrecentemos en nuestras HH. y CC el fervor y la piedad para que resuene por todas partes la dulce y confortadora alegría del evangelio de la vida y la misericordia (EG 11).

Las HH. y CC. de Málaga constituyen una riqueza espiritual para la Iglesia, una plataforma para la evangelización, una historia viva que ha de seguir avanzando, para ello, se requiere siempre permanecer en un espíritu de conversión personal y comunitaria en fidelidad al mensaje de Jesús, hemos de renovar sin la menor duda la vida de nuestras comunidades parroquiales, movimientos, asociaciones, hermandades…, superando la tentación del inmovilismos “siempre se ha hecho así”, en este sentido con que fuerza ha de resonar entre nosotros la invitación de Francisco: “sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la auto preservación” (EG 27). La pregunta es clara y directa ¿mi cofradía vive intensamente en un espíritu de renovación o conversión para que brille con intensidad el rostro de Cristo? Hay estructuras eclesiales según el papa que pueden llegar a condicionar un dinamismo evangelizador (EG 26), porque más que mostrar el rostro de Cristo, lo oscurecen llegando incluso a ser motivo de escándalo (GS 19). Sin vida nueva, sin espíritu evangélico, arrastrados por criterios mundanos y materialistas, sin sentido de pertenencia a la propia Iglesia y de fidelidad a la propia vocación, a nuestros estatutos y fines prioritarios tenemos la tentación de vaciar de contenido nuestras hermandades ¿y si la sal se vuelve sosa, y la luz no alumbra? (Mt 5, 13-16).

Hoy es necesario acometer una impostergable renovación eclesial, que debe afectar a todas las facetas de nuestra vida  y a nuestras instituciones, es por ello una de las tareas prioritarias en nuestra querida Diócesis de Málaga. D. Jesús nuestro obispo recientemente a publicado una Carta Pastoral titulada “Remando Juntos”, carta que todo cofrade debería conocer y las Juntas de Gobiernos especialmente trabajarla en profundidad junto con las prioridades pastorales y criterios de la Diócesis. No podemos y lo sabéis bien ir por libres, francotiradores que no apóstoles, al contrario, hemos de trabajar en un proyecto común, participes de la única misión de Cristo de la cual participamos desde el día de nuestro bautismo. Para “remar juntos mar adentro”, nos dirá D. Jesús: “es necesario que todos lo hagamos en la misma dirección, uniendo fuerzas de forma coordinada. No es posible avanzar si las fuerzas se contraponen y se anulan. Esta idea-clave es la que da título a la presente Carta Pastoral. No debemos remar en contra del viento; hemos de dejarnos llevar por la fuerza del Espíritu Santo que sopla en las velas de la Iglesia, conduciéndola a su destino, cruzando altos mares, en ocasiones agitados y tenebrosos. No debemos remar dando vueltas en el mismo lugar, en torno a nosotros mismos, como si fuéramos el punto de referencias. El papa Francisco nos anima a abandonar la “auto referencialidad”. Tampoco debemos remar sin avanzar, alejándonos del objetivo y perdiendo el rumbo. Nuestro punto de referencia es Cristo, a quien hemos de contemplar, confiar en él y aceptarlo como Señor y Maestro nuestro” (Remando Juntos 5).

Nuestras HH. y CC. han de vivir con verdadera alegría integradas en la parroquia a la que pertenecen como la expresión más visible e inmediata de la Iglesia, comunidad de comunidades, ámbito para seguir creciendo en la fe, escuela de caridad, oración, formación y de servicio a los más pobres, lugar donde se irradia el evangelio para los de dentro y para los de fuera. La parroquia nos hace hermanos.  D. Jesús nos insiste a todos “participar en la parroquia y a través de ella, en la pastoral diocesana, permite evitar que los diversos agentes se queden solo con una parte del Evangelio y de la Iglesia, o que se conviertan en nómadas sin raíces” (ibídem 19).

En esta próxima pascua pidámosle al Señor que renueve en nosotros el ser Evangelizadores con Espíritu, hombres y mujeres abiertos sin temor al Espíritu Santo, HH. y CC. contemplativas en el mundo, es decir profundamente orantes con vivencia de los sacramentos y comprometidos con la realidad, sembradores de esperanza pues no es lo mismo tratar de construir un mundo nuevo con su Evangelio que hacerlo desde nuestros programas, a veces donde los criterios son más mundanos que evangélicos y si solo contamos con nuestras débiles fuerzas pronto nos cansamos, sin embargo si vivimos unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama. En definitiva, si lo que buscamos es la gloria del Padre; vivimos y actuamos “para alabanza de su gloria” (Ef 1,6). Si queremos entregarnos a fondo y con constancia, tenemos que ir más allá de cualquier otra motivación. Éste es el móvil definitivo, el más profundo, el más grande, la razón y el sentido final de todo lo demás.

Queridos cofrades, invoquemos a Santa María de la Victoria, Patrona de nuestra bendita Diócesis, entremos en su escuela para aprender de sus labios y de su corazón, pues cuanto más estemos consagrados a Ella más lo estaremos a su Hijo y a su Reino. En palabras de Francisco sucesor de Pedro: “a la Madre del Evangelio viviente le pedimos que interceda para que esta invitación a una nueva etapa evangelizadora sea acogida por toda la comunidad eclesial” (EG 287). Un reto apasionante, vivámoslo con verdadero deseo de entrega.

Manuel Ángel Santiago Gutiérrez
Delegado Episcopal de Hermandades y Cofradías