domingo, 18 de abril de 2010

«La Iglesia la limpiarán las mujeres»


En el Valle del Zalabí consideran «excesivo» el listado de deberes impuesto por el párroco, que incluso prohibe la venta de objetos de la Virgen de la Cabeza

Mayordomos de la Virgen de la Cabeza protestan por las normas «machistas» impuestas por el cura

Los mayordomos de la Virgen de la Cabeza del Valle del Zalabí preparan como todos los años las fiestas de la patrona de Exfiliana. Lo hacen cinco jóvenes que se encargan de los preparativos, después de haber recibido la misión de manos de quienes lo hicieron durante las fiestas del año pasado. Hasta aquí se cumple con la tradición, pero la gran diferencia es que los jóvenes han recibido un listado de deberes de la mano del cura párroco de Exfiliana, Juan Navarrete. Tres folios que contienen 28 puntos en los que se detalla al milímetro las obligaciones que implica el cargo de mayordomo en la organización de la fiesta, entre ellas algunas que consideran de carácter machista.
Los mayordomos han denunciado que en el punto sexto se indica que las madres o mujeres de los mayordomos, «deben limpiar toda la iglesia ese mismo día (el sábado antes de la setena) que colocan la Virgen en sus andas y ponerle flores». No entienden como se puede imponer una labor sólo a las mujeres de los mayordomos.
Según se recoge en la normativa de la parroquia de Exfiliana, pero con membrete del obispado de Guadix, «todas estas normas y deberes son para dar mayor honor a Nuestra Madre y Patrona de Exfiliana, la Virgen de la Cabeza del Zalabí». Los mayordomos aseguran que desde el Obispado le han comunicado que el documento no ha sido emitido por la institución eclesiástica y que el obispado no tiene conocimiento oficial sobre el listado de deberes. El párroco, por su parte, asegura en declaraciones a IDEAL que la normativa ha sido recibida directamente desde la Curia del Obispado de Guadix y que, por tanto, no puede hacer declaraciones.
También ha sorprendido que la normativa es la primera vez que se les entrega por escrito. «Es cierto que algunas cosas son lógicas, pero otras nos han llamado la atención e incluso, otras, tienen tintes machistas», dice uno de los mayordomos, Ángel Manuel Soto.
Otro de los mayordomos, Luis Estévez, añade que se han encontrado con la normativa por sorpresa. «Lo normal es que el cura hubiese hablado antes con nosotros y hubiésemos dialogado como las normas a seguir, pero no ha sido así», lamenta Estévez.
Según Soto, la normativa establece un buen número de obligaciones relacionadas con los preparativos y la limpieza hasta el punto de que «prácticamente lo tenemos que hacer todo», lamenta el mayordomo. Soto asegura que el párroco viene recibiendo una minuta de 500 euros por su participación en la romería, mientras que los tres folios los cargan de obligaciones a ellos.
«Son tantas normas que no tendríamos tiempo material de cumplir con todas», apunta Estévez, quien también hace referencia a la norma en la que se obliga a los mayordomos a que impidan el ruido de animales o motocicletas durante los cultos: «¿Qué hacemos nosotros? ¿Corremos detrás de las motos para que no hagan ruido?», se pregunta.
Otro de los puntos conflictivos de la normativa ha sido la relativa a la mención a la explanada que existe junto a la ermita. Según el folio, esta explanada pertenece a la parroquia de Exfiliana. Sin embargo, desde el Ayuntamiento, se defiende que este terreno es propiedad municipal.
El teniente de alcalde de Valle del Zalabí, Daniel Fernández (PSOE), asegura que la inscripción catastral de la parcela es clara al establecer al Ayuntamiento como propietario.
El negocio
Todos los años se encienden miles de velas en la romería más populosa de la comarca. Por esta razón tampoco ha dejado de llamar la atención el punto 19, en el que se recoge taxativamente que «está totalmente prohibido vender fuera de la autoridad del párroco velas ni otros objetos de la Virgen en la explanada de al ermita del Zalabí. Los mayordomos deben de comunicarlo a los propietarios de puestos de turrón y chiringuitos, bajo multa de expulsión del lugar».
Soto cree que los encargados de hacer efectivo el monopolio de la cera serán los propios mayordomos, aunque en el texto no se especifica. Éstevez dice que ellos no podrán cumplir con esta norma «porque hay muchas tareas que hacer y no podemos vigilar qué están vendiendo en los puestos y, naturalmente, no vamos a echar a nadie». En este punto se vuelve a insistir que la explanada pertenece a la Iglesia, por lo que puede imponer sus normas.

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