jueves, 30 de abril de 2009

Entrevista al Obispo de Jaén



1.- Con la solemne Eucaristía de Andújar presidida por el Sr. Nuncio del Papa en España hemos iniciado el año jubilar en honor de la Virgen de la Cabeza ¿Qué destacaría de la celebración de esta Misa que fue multitudinaria?

Yo he observado, y lo he podido comprobar en muchas ocasiones, pero sobre todo el domingo, de Resurrección, cómo vibraban las calles de Andújar ante la presencia en la calle de la imagen de la Virgen de la Cabeza. Andújar y la Diócesis de Jaén es un pueblo creyente, un pueblo que reza, y que reza especialmente a la Virgen. Y, de vez en cuando, y esto lo hace todos los días, quiere manifestarlo de otra forma. Y como si no fuera suficiente expresarlo sólo en la intimidad, quiere expresarlo también vitoreando, cantando y diciendo «vivas» a la Virgen. Y esta lectura es la que hay que hacer de toda esa religiosidad tan profunda. La Eucaristía en la apertura del Año Jubilar fue un acto muy extraordinario que nos hizo recordar lo que también se vivió en la ciudad de Andújar y en la Diócesis de Jaén hace cien años con ocasión de la coronación de esta Imagen.

2.- ¿Cómo se ha obtenido de la Santa Sede la concesión de este año jubilar?

Son unos trámites, diríamos, administrativos que hay que hacer con tiempo. Consiste, fundamentalmente, en una solicitud del Obispo al Santo Padre, que se tramita a través de la Penitenciaría Apostólica. Esa solicitud debe ir avalada por una serie de fundamentos, sobre todo la extensión de la devoción, la circunstancia extraordinaria que se celebra, el arraigo de esa devoción... Y, luego, también el Obispo debe apoyarse en las instituciones de la Diócesis, en el Santuario, Padres Trinitarios, Cofradía Matriz y demás Cofradías. Ese expediente se envió hace meses a la Penitenciaría Apostólica, lo llevé yo personalmente, y nos contestaron oficialmente el 30 de enero que se concedía este Año Jubilar con indulgencia plenaria delante de esta Imagen, esté en el Santuario o cuando se traslade a otro lugar como va a ocurrir la Catedral. Y al mismo tiempo se solicitó que también el día de la apertura y el de la clausura del Año Jubilar pudiera impartirse una Bendición Papal con indulgencia plenaria.

3.- ¿Qué objetivos pretende la Diócesis de Jaén con la celebración de este año de gracia?

Fundamentalmente, hay que mirar hacia dentro de la persona, que es lo que importa, su conversión, su renovación interior, esa comunión que estamos trabajando en el Plan Pastoral Diocesano: comunión con Dios y con la comunidad. Es abrirnos como comunidad, como hijos de Dios. Por otra parte, eso debe tener una respuesta hacia fuera que es la evangelización y la vivencia de la caridad. Fundamentalmente, por ahí van los cauces, que es lo mismo que hemos señalado para el Plan Pastoral y que lo vamos a afianzar desde la intercesión de la Santísima Virgen. Se trata de que la Virgen nos acerque a su Hijo de forma nueva y renovada, para que nosotros le escuchemos, para que le sigamos y para que luego seamos sus testigos. En realidad, este es el programa y los objetivos que pretende la Diócesis en este Año Jubilar, siempre por la intercesión de María.

4.- ¿Cómo animaría a peregrinar hasta Sierra Morena, hasta el Santuario de la Virgen de la Cabeza en este año jubilar?

Son muchos los alicientes de esta peregrinación. Voy a empezar diciendo que desde Andújar hasta la cima del Cabezo es como un gran pedestal que corona esa imagen tan venerada desde hace siglos. Ahí está el río Guadalquivir, están mil arroyos, está la naturaleza riquísima con gran variedad de árboles, las rocas, los árboles, son como una especie de pedestal para la Virgen. Luego se llega al Santuario y ese Santuario encierra un misterio especial. Yo nunca lo he visitado solo, pero me gustaría pasar por esa experiencia. Yo me fijo mucho en la imagen de la Virgen. Quien vaya a este Santuario que mire los ojos del Niño. Esos ojos son muy penetrantes, están como esperando ver qué proponemos, qué pasa en nuestro interior, qué preocupaciones llevamos. La Virgen se adelanta a presentarnos a su Hijo. Y hay una cosa muy clara: quien llega a profundizar desde lo íntimo de su corazón ante esa imagen, sale transformado, va más ligero de preocupaciones cuando sale de allí. Yo les invito a que pasen por esa experiencia, como creyentes y como no creyentes, porque no sólo es un lugar hermoso y precioso, sino que también es un lugar que transforma, que encierra ese misterio que es algo divino a mi entender. Por eso, ojalá fueran muchos los peregrinos que puedan ascender a ese monte santo.

5.- Sabemos que en el mes de noviembre, la imagen de la Virgen de la Cabeza va a estar en la Catedral de Jaén ¿qué se pretende con esta presencia de la Patrona de la Diócesis en Jaén capital?

Queremos que en el mes de noviembre presida desde la Catedral, diríamos, toda la Iglesia diocesana, como está presidiendo habitualmente desde el cerro del Cabezo. Fue el 27 de noviembre de 1959 cuando el recordado y querido Papa Juan XXIII concedió el patronazgo de esta imagen a toda la Diócesis. Por tanto, quiero que esos días de noviembre sean muy especiales para nuestra Iglesia diocesana. Yo lo resumiría en tres palabras: conversión, evangelización y caridad. Por ahí van a ir nuestros caminos. En realidad, es vivir nuestra fe como María, es cumplir la voluntad de Dios como Ella lo hizo y que no quede todo en un admirar y en un cantar, sino que es sobre todo acercarnos a ese modelo de creyente como es la Virgen María. Por tanto, espero que sea un acontecimiento muy señalado en el discurrir de esta Iglesia Diocesana de Jaén.

6.- Como todos lo años, el último domingo de abril se celebró la romería más antigua de España, la romería a la patrona de Jaén, la Santísima Virgen de la Cabeza. Vd. como obispo de esta Diócesis ha presidido todos los años esta multitudinaria romería ¿Qué destacaría de su celebración?

Yo he visto con mis ojos llorar a hombres y mujeres de todas las edades, incluso a algunos haciendo penitencia caminando de rodillas. A mí me impresiona mucho todo esto. He visto con qué sentido queman la cera. En fin, es estar lleno de emociones mirando a la imagen de la Virgen. Es lo que he visto y esto es lo que se repite año tras año en esta Romería. Cada uno expresa su fe a su manera y lo mismo la expresa el que canta y el que da esos «vivas» constantes, como el que va de rodillas, o el que llora o quema la cera. Todo son expresiones de amor a la Virgen. Y esa mirada de amor a la imagen que observo en los fieles me impresiona mucho, porque es como si quisieran arrancar algo especial de la Virgen. Por eso aclamar, vitorear, rezar, expresarnos como comunidad una vez al año tiene mucho sentido y creo que hace un bien inmenso a la vida de las personas.

7.- ¿Es tan importante la devoción a la Virgen María en esta Diócesis de Jaén?

Por estas tierras de Jaén han pasado muchos santos desde los inicios del cristianismo, desde S. Eufrasio que precisamente dio su vida en estas tierras de Iliturgi, de Andújar, pasando por S. Bonoso y S. Maximiano, S. Amador, etc. Hay santos y mártires en todas las épocas, hasta S. Pedro Poveda. Por estas tierras también caminó S. Juan de la Cruz, predicó en estas tierras y murió en Úbeda. Lo mismo S. Juan de Ávila, el fundador de la universidad de Baeza. S. Juan de Ávila se distinguió por su intenso amor a la Virgen María. Todo esto fue una sementera larga que se conserva y que está aquí, gracias a Dios. Se ama a la Virgen como en toda Andalucía, pero de una forma muy especial también en Jaén. Esto es una riqueza y mantiene la fe de muchos fieles, que lo expresan a través de la Madre para llevarnos al Hijo. Por tanto, tiene una gran importancia la devoción a la Virgen, que forma parte integrante de la fe de este pueblo y también forma parte de la cultura religiosa y lo manifiesta de esta forma singular. Nuestro reto es seguir sembrando a las nuevas generaciones. En esto tenemos que insistir también mucho durante este año: que los que, de verdad, hemos tenido la suerte de recibir el regalo de la fe, que es gracia de Dios y que nos ha llegado a través de otras personas, nosotros sepamos no sólo vivirla, sino también transmitirla.

8.- ¿Cómo definiría la Diócesis de Jaén, la Iglesia que peregrina por estas tierras de olivos?

Es una Iglesia profundamente cristiana, desde una fe sencilla pero muy arraigada. Ha sido evangelizada desde muy pronto, como he dicho, y también ha continuado evangelizando a lo largo de los siglos. He visto una característica importante: los fieles se sienten, en el buen sentido, muy orgullosos de su fe. Defienden con mucha fuerza sus tradiciones religiosas, su Semana Santa, sus devociones populares y concretamente la devoción a la Virgen. Por eso, yo definiría la Diócesis de Jaén como una Diócesis de fe sencilla pero muy arraigada y muy profunda, muy espontánea, que exterioriza mucho pero que también está muy profundamente arraigada en el corazón de sus fieles.

9.- Un último mensaje para nuestros lectores de «Iglesia en Jaén».

Que la Virgen de la Cabeza nos mire a todos desde el cielo y que nosotros también busquemos desde nuestro corazón, para que sea, en el buen sentido, cómplice nuestro, para que nos lleve a Cristo, como cuando dijo «no tienen vino» en aquellas bodas de Caná. Ella verá también muchas pobrezas en nuestras vidas y dirá «no tienen vino», les falta esto o lo otro, o lo de más allá. Que ella sea cómplice para que nosotros descubramos esas carencias y que Cristo nos llene y nos transforme desde nuestra pobreza. Que la Virgen sea intercesora nuestra para que nos llene de ese vino bueno que es el amor que Dios nos tiene.

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