lunes, 11 de mayo de 2009

FELICITACION PASCUALDEL OBISPO DE MALAGA A LAS HERMANDADES DE GLORIA




Tras la celebración de la Semana Santa nos vemos inundados por la alegría desbordante de la Pascua. La Iglesia celebra con júbilo, en este tiempo pascual, el gran misterio de la Resurrección. Vivimos una alegría profunda y serena, fruto del don, que nos hace Cristo resucitado.

Las Congregaciones y Hermandades de Gloria se visten de gala para festejar el triunfo de Cristo sobre la muerte y sobre el pecado; el triunfo del amor sobre el odio. La Iglesia nos ofrece cincuenta días pascuales de luz y de alegría, para que gocemos de la presencia sanante del Resucitado.

La comunidad cristiana está invitada a renovar su vida; a disfrutar, como recién nacidos, de una vida nueva; a sumarse a la primavera, en la que brotan y renacen las más bellas cosas; a hacer experiencia de la presencia del Resucitado en nuestra vida cotidiana.

En Cuaresma y Semana Santa contemplábamos a Cristo crucificado; ahora se nos invita a contemplar el rostro de Cristo Resucitado, centro de la historia y luz de nuestro camino.

La liturgia pascual nos presenta diversos encuentros de Cristo Resucitado, que transformaron la vida de quines tuvieron la dicha de reconocer a Jesús. Como ellos, aprendamos a reconocer a Jesús en el pan eucarístico, en su Palabra, en los signos sacramentales, en los pobres y necesitados, y en toda vida humana, por muy incipiente que sea o por muy desgastada que esté.

Animo a todos los miembros de las Congregaciones y Hermandades de Gloria a pregonar con júbilo el anuncio del Resucitado, como lo hicieron los primeros discípulos, comenzando por María Magdalena (cf Le 24,8-10, Jn 20, 18). Pregonad por las calles, en los hogares y en los lugares de trabjo y de ocio que Jesucristo vive resucitado y glorioso por los siglos. Y sed bien conscientes de que esta noticia resonará siempre entre los hombres hasta el final de los tiempos.

Nuestros coetáneos esperan de nosotros que les llevemos la gran noticia de que esta vida temporal no termina, sino que se transforma y podemos resucitar con el Señor.

¡Que la Virgen María, la Madre del Resucitado, nos ayude a gozar de la alegría pascua!!

+ Jesús Catalá,
Obispo de Málaga.

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