lunes, 22 de diciembre de 2014

El obispo de Málaga dedica su felicitación de Navidad al voluntariado que trabaja con los excluidos sociales

Jesús Catalá (archivo).
Jesús Catalá (archivo). / SUR
  • "Agradezco el trabajo de tantos voluntarios que dedican su tiempo y sus esfuerzos por atender a las personas que se encuentran en necesidad, en riesgo social o que son excluidas y rechazadas", dice Jesús Catalá

El obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha dedicado su felicitación navideña a los voluntarios que trabajan con las personas que se encuentran excluidas socialmente o en riesgo de estarlo, y a los que vuelcan sus esfuerzos en los rechazados.
Catalá también pide "vivir con sobriedad y compartir" con los más necesitados, "ante tantos estímulos de una sociedad de consumo". Según el obispo, las fechas navideñas son un buen momento para "revisar el modo en que vivimos".
A continuación, la felicitación íntegra:
"El ser humano está llamado a la felicidad y a la alegría. Los cristianos tenemos más motivos que nadie para vivir felices, aunque esto no sea comprendido por los que no creen. Conocemos el manantial de la felicidad y podemos beber en él.
Celebramos el Nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, que se ha acercado a nosotros para restaurar la imagen original y hermosa de hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, pero desfigurada y emborronada por el pecado. Jesús se ha acercado a nosotros para devolvernos la alegría perdida.
Con su Nacimiento Jesús nos hace renacer, haciéndonos hijos adoptivos de Dios. Jesucristo, Verbo eterno de Dios, se ha encarnado y ha entrado en la historia humana, revistiéndose de nuestra humanidad. El apóstol Pablo nos anima a renovar nuestra mente y a revestirnos de la nueva condición humana (cf. Ef 4, 23-24). La imagen del hombre, afeada y dañada por el pecado, ha sido hermoseada con la vestidura de Cristo, recibida en el bautismo.
El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, quedó desfigurado por el primer pecado. Cristo transfigura y rehace la imagen del hombre viejo; y nosotros podemos configurarnos con Cristo, siendo María, la Madre del Redentor, modelo de esta configuración con Cristo.
Vivamos, pues, la alegría de lo que significa la Navidad.
Agradezco el trabajo de tantos voluntarios que dedican su tiempo y sus esfuerzos por atender a las personas que se encuentran en necesidad, en riesgo social o que son excluidas y rechazadas.
Os invito a vivir la Navidad con sentido religioso y a celebrar el misterio del Nacimiento de Jesús en vuestras comunidades cristianas. Ante tantos estímulos de una sociedad de consumo, sepamos vivir con sobriedad y compartir nuestros bienes con los más necesitados.
Las Fiestas Navideñas nos invitan a revisar el modo en que vivimos y expresamos nuestra fe, la esperanza cristiana y la práctica el amor.
Mis mejores deseos de una Feliz Navidad".

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