miércoles, 13 de agosto de 2014

Multitudinario encuentro nocturno con La Morenita.



No era una noche cualquiera. La súper luna y la lluvia de perseidas unieron sus sinergias para desplegar toda su magia celestial y recibir a La Morenita la madrugada del pasado lunes. Miles de romeros con fe, devoción y recogimiento se dieron cita en plena Sierra de Andújar para conmemorar el 787 aniversario de la Aparición. Una cita ineludible para los devotos de la Virgen de la Cabeza que viven y sienten esta celebración de manera especial como llamada intrínseca al origen de esta devoción mariana.
58 cofradías filiales, 6 procofradías y la Matriz de Andújar acompañaron a la patrona de la diócesis de Jaén, junto a una multitud de devotos que, a pesar de coincidir entre semana y en lunes, no dudaron en arropar a La Morenita agolpándose, como si del último domingo de abril se tratara, en la plaza junto al Arco. Palmas, vivas y lágrimas que no cejaron en todo momento dedicadas a la Madre que cariñosa y agradecida recibía el calor de sus hijos sobre los calurosos hombros de los siempre fortalecidos por su presencia, anderos.
Emoción embargada y lágrimas de emoción derramadas tanto dentro como fuera del templo. Y un derroche de sentimientos a flor de piel se hicieron palpables cuando la imagen de La Morenita fue portada desde el camarín y el altar exterior hacia sus andas por el hermano mayor de la Cofradía Matriz de Andújar, Manuel Vázquez; el concejal de Festejos, Eugenio Martínez; el presidente de la Cofradía Matriz, José Carlos Millán y el hermano mayor de Colomera, Guillermo Valverde.
El obispo de la diócesis de Jaén, Ramón del Hoyo celebró la eucaristía en la que participaron una treintena de religiosos trinitarios, además del rector de la Basílica Santuario, Domingo Conesa, el arcipreste de Andújar, Pedro Montesinos y el diácono permanente, Andrés Borrego. Previa a la celebración, tuvo lugar el rezo del santo rosario donde una alfombra de velas lucía fervoroso ante la Basílica Santuario como símbolo de la llama renovada de la fe.
Bajo un mando rosa, donado por una familia de Jódar y con la que la imagen ya procesionó en la romería de 2001 110 anderos, hombres y mujeres, transformaron el esfuerzo de transitar por las calzadas en un paseo divino ante los ojos emocionados de sus hijos. El manto encierra una historia con final feliz ya que una niña afectada por una enfermedad soñó con la imagen luciendo un manto de color rosa. Tras encomendarse a la imagen prometió que ofrecería una vestidura de este color si finalmente se curaba tal como finalmente sucedió. La saya y el mantolín, pertenece al juego que se donó en 2009 con motivo del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen, diseñado y ejecutado en los talleres del diseñador andujareño Pedro Palenciano Olivares.
La Morenita lució, una vez más la corona más popular y querida por los devotos más conocida como 'canastilla' que fue donada por el pueblo de Andújar en 1960 con motivo de la recoronación de la imagen realizada por el orfebre cordobés Manuel Aumente sobre un diseño previo del andujareño Antonio González Orea.
El coro de la Cofradía Matriz destacó por su armoniosidad tanto en el rezo del rosario, con el estreno de las composiciones de los misterios gozosos, como durante la misa. Su buen hacer se materializó en un hermoso gesto que sus miembros recibieron con acalorada emoción ya que en el traslado desde el altar exterior hasta las andas, pudieron contemplar a escasos centímetros el rosto de María de la Cabeza antes de comenzar la procesión por las calzadas.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue cuando las andas procesionales de la Virgen bajo los hombros de sus anderos cruzaron el arco. Una multitud de fieles aguardaban en la plaza que, embargados por la emoción, no cesaron en aplaudir a su patrona y vigía así como de dedicarle vivas. A las puertas de la cofradía de Jaén, la cantante Gracia Morena dedicó varias canciones a La Morenita despertando los aplausos de los presentes.
Engalanada con nuevas colgaduras, la casa cofradía de Andújar, fue otro de los puntos más emblemáticos. De nuevo allí el coro de la Cofradía Matriz dedicó acordes a la imagen.
Recogimiento y sentimiento de hermandad sin dobleces del mismo pueblo bajo el mismo manto que con diferente nomenclatura y disponibilidad geográfica se unieron en uno sólo ante la mirada morena de una madre, protectora y siempre atenta a las plegarias, promesas y ruegos.



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